Un día sin carteras (una de terror)

¿Imaginás un día en esta vida sin tu cartera? Llevar tus cosas en la mano y en los bolsillos.

Te levantás temprano para ir a trabajar, todo lo que necesitás para el trascurso del día está sobre un escritorio... hasta ahí todo normal.
Desayunás, te arreglás y, entonces, llega el momento de salir. Mirás al escritorio y ves: billetera, documento, el celular y su cargador, lápiz de labios, espejo, delineador y demás maquillajes, toallitas femeninas por las dudas, pañuelos descartables, la guía de transportes de bolsillo, un libro, el mp3, la carpeta y los apuntes de la facultad pero... no hay cartera. Buscás en el armario, nada, en los cajones, nada.
Vas al negocio ubicado en frente de tu casa; ayer era de carteras, hoy, una santería.
Son las 8a.m. ¿Tocás timbre a tu vecina? Tocás.
-Buen día doña Mary, ¿tendría una cartera que prestarme?- le preguntás.
-¡Siempre la misma desencajada vos! ¡Esta juventud!- contesta la amable señora y cierra la puerta en tu cara.
No te preocupás tanto, Mary siempre te pareció un tanto extraña.
Llamás a Inés, tu mejor amiga, para pedirle una cartera.
-Ine no sé dónde están mis carteras y no consigo ninguna. ¿Puedo pasar por tu casa a buscar una?- preguntás dando por hecho que tu mejor amiga te va a prestar algo por centésima vez.
-¿¿¿Una qué??? ¿Estás bien? ¿Por qué no pedís el día en el trabajo?- te contesta Inés mientras se ríe creyendo que le estás haciendo una broma.
Cortás el teléfono y te pellizcás probando si estás despierta o es un sueño. -¡Ay!- duele. Empezás a pensar en la sugerencia de Inés.

MARUJITAS-IRRESISTIBLE!!!!